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Suicidio en la visión Espírita: Concepto, Consecuencias y Prevención

El suicidio es considerado una infracción de la Ley Moral y, en consecuencia, quien lo comete deberá expiar el desequilibrio que se provocó a sí mismo y a otros que le son cercanos.

En el Libro de los Espíritus, en las preguntas 943 a 957, Allan Kardec dialoga con el Espíritu de la Verdad sobre el tema y detalla cómo el suicidio debe ser visto a la luz de la Doctrina Espírita. En el Evangelio según el Espiritismo, en el Capítulo V, vemos la responsabilidad del Materialismo en la forma equivocada de pensar de los suicidas y que la ciencia no presenta soluciones consistentes al problema.

Se han realizado muchos esfuerzos para prevenir el suicidio que ha crecido en el mundo, lidiando con los factores inductores psicológicos que están presentes en el individuo, en la escuela, en la familia o incluso en las redes sociales. Sin embargo, poco se dice del verdadero antídoto contra el suicidio, que es la creencia en la supervivencia del alma después de la muerte y que el cambio de visión de la forma en que realmente se presenta la vida, es posible, teniendo la calma y la resignación más allá de la confianza en el futuro y serenidad, soportar las vicisitudes de nuestra existencia, por adversas que sean.

Al suicida, le llega la sorpresa tras el acto cometido, percibiendo que la muerte no existe y que en lugar de acortar sus problemas, tendrá que recomponer su periespíritu lesionado por su actitud infeliz. Recibirá el perdón de Dios, a través de una nueva oportunidad de reencarnación, solo que ahora con dificultades agravadas por la forma en que haya acortado su tiempo de vida en la Tierra.

Concepto de Suicidio

Podemos conceptualizar el suicidio como terminar voluntariamente con la vida.

Pero como el hombre no tiene derecho a disponer de su vida, cabiendo esto solamente a Dios, según la Pregunta 944 de El Libro de los Espíritus, el suicidio es, por tanto, la transgresión de esta ley. También podemos desmembrar este concepto y expandirlo en, suicidio voluntario o involuntario, o hasta como suicidio directo o indirecto. El primero ocurre por decisión consciente o deliberada y el segundo ocurre inconscientemente debido a disturbios psicológicos o uso de drogas socialmente aceptadas o no aceptadas. El espíritu André Luiz, autor del libro “Nosso Lar” (Nuestro Hogar), a través de la mediumnidad de Francisco Cândido Xavier, fue considerado un suicida (inconsciente) cuando fue recibido en la colonia espiritual para lidiar con sus “excesos” en la Tierra.

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¿Por qué las personas cometen el suicidio?

Los motivos del suicidio son múltiples, pero los más comunes son los derivados del descontento, los contratiempos y las decepciones, formando lo que se denomina como “Cobardía moral” (Evangelio según el Espiritismo, Cap. V ítem 16) y pueden ser el efecto de la ociosidad, falta de fe y también de la saciedad (Pregunta 943 de El Libro de los Espíritus).

Depresión

La patología más común en el acto suicida es la depresión.

La Psicología Moderna señala como causa, la “biografía del sujeto”, es decir, la culminación de una serie de factores de orden ambiental, cultural, biológico, psicológico y político del individuo (1).

El intento de suicidio o la consumación es en realidad un indicador, es decir, un síntoma de un proceso de sufrimiento mucho mayor, como un último grito de socorro.

Es consecuencia de una historia de vida con eventos adversos, vulnerabilidades y dificultades, con un desenlace trágico (2).

Obsesión espiritual

Y además no podemos olvidarnos de las causas espirituales, como las obsesiones, según los ejemplos narrados en el libro Dramas da Obsession (dramas de la Obsesión) de Yvone A. Pereira / dictado por el Espíritu: Adolfo Bezerra de Menezes.

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Visión espírita sobre el suicidio

En la Revista Espírita (1861), Allan Kardec publicó el testimonio de un Espíritu que se suicidó: “El suicidio de un ateo” y analizando el caso, afirma que lo que lleva a una persona al suicidio está relacionado con la pérdida de sentido y de placer por la vida, mostrando una percepción desadaptativa sobre sus ansiedades, permitiendo al sujeto buscar una solución rápida a su dolor.

Según la Federação Espírita Brasileira (Federación Espírita Brasileña) (Folleto: En defensa de la vida: suicidio no – FEB, 2017) el suicidio es considerado como una fragilidad humana, un estado de desequilibrio, en el cual el sujeto no puede reconocer que, con el tiempo, todo se resuelve y que ningún problema tiende a ser eterno.

La vida continúa (vida después de la muerte)

La óptica de la Doctrina Espírita, difiere de otras propuestas de carácter religioso, científico y filosófico cuando presenta las pruebas incuestionables de la existencia y supervivencia del alma a través de la mediumnidad o también llamada Comunicabilidad de los Espíritus que, cuando se manifiestan, brindan un valioso servicio a favor de nosotros (encarnados), cuando nos alertan de las aflicciones y sinsabores de los espíritus de los suicidas que, al llegar al mundo espiritual, se descubren vivos y con el cuerpo espiritual (periespíritu) deformado enérgicamente por la actitud equivocada de quitarse la vida.

Siendo que la vida del Espíritu es dada por Dios, no puede ser destruida. El cuerpo se desintegra, sin embargo el espíritu del suicida acompaña su descomposición, perturbado y arrepentido, frustrado y fracasado por la realidad espiritual temporalmente desconocida, pero vivida previamente.

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Consecuencias de los suicidios

El suicidio puede ser considerado como una tragedia personal y familiar y, en consecuencia, un problema de salud pública.

Desde el punto de vista de los que permanecen en la Tierra, los familiares y amigos del que se suicidó experimentarán:

  • abatimiento,
  • vergüenza,
  • culpa,
  • tristeza,
  • rabia,
  • arrepentimiento o desesperanza

Según sus creencias.

Y además existirán dudas sobre las verdaderas razones que hicieron que esa persona tomara una actitud tan extrema. Este impacto es temporal, pero no menos doloroso.

Desequilibrio psicológico de los «sobrevivientes»

Normalmente, quienes tienen una relación cercana con el suicida tienen un alto factor de riesgo de desequilibrio psicológico y recurren a la misma medida por no soportar el hecho sucedido, son los llamados “sobrevivientes” que requieren cuidados y atención continuos.

 

Llegada al plano espiritual

Desde el punto de vista de la Doctrina Espírita, los relatos presentes en su vasta bibliografía sobre el tema, señalan que la llegada del suicida, de forma adelantada al mundo espiritual, le proporciona sensaciones muy dolorosas, en vista de la situación de sorpresa ante los acontecimientos supremos e irremediables, como cita el autor espiritual Emmanuel, en el libro: O Consolador  (El Consolador) (a través de la mediumnidad de Francisco Cândido Xavier) en las preguntas 152 y 154. 

Como, en tales circunstancias, la criatura no se encuentra debidamente preparada, la situación imprevista trae amargas y terribles emociones. Continúa Emmanuel, diciendo que la primera desilusión que le espera al suicida es la realidad de la vida que no termina tras la transitoriedad de la vida física y luego sobrevienen una serie de tormentos en virtud de su decisión tocada de suprema rebeldía.

Padecimientos físicos

Y como afirma Emmanuel: hay suicidas que siguen sintiendo los padecimientos físicos del momento final en la Tierra. Otros sienten las impresiones, años y años, del agente tóxico que se lo llevó, o la perforación del cerebro por el cuerpo extraño, el peso de las ruedas del vehículo al que se arrojó, el paisaje triste y silencioso de las aguas sobre sus restos lo acompañan a la descomposición cadavérica del cuerpo en el seno de la tierra.

En el afán de desertar de la vida o en el intento de olvidar o posponer sus tareas en el mundo, el suicidio, de todas las desviaciones de la vida humana, es el mayor, porque se viste de falso heroísmo, de negación de la ley del amor y de rebeldía contra la voluntad de Dios, cuya justicia siempre viene acompañada de misericordia.

Reencarnación

La reencarnación del suicida, debido al ataque a sí mismo, trae consigo los signos y reflejos en el nuevo cuerpo físico. Sobre sus actos de desequilibrio emocional, imprimen en el vehículo somático, deformidades, deficiencias o psicopatías que supondrán un reto que exigirá un gran esfuerzo para la conquista del reequilibrio.

A aquellos que lo reciben como hijos de su amor, probablemente tuvieron algún vínculo espiritual con él que ahora regresa como lección y aprendizaje.

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Factores de riesgo de suicidio

Los principales factores de riesgo de suicidio son:

  • de naturaleza biológica, como los trastornos mentales orgánicos;
  • de naturaleza psicológica, como trastornos psiquiátricos, depresión y esquizofrenia;
  • de naturaleza sociológica, como las peleas y desencuentros familiares y el alcoholismo;
  • de naturaleza económica, como la pérdida de un trabajo o una crisis financiera.

 

Trastorno mental

Según la OMS (3), la mayoría de las personas que cometieron suicidio tienen un trastorno mental diagnosticable y la conducta suicida es más frecuente en pacientes psiquiátricos. A pesar de esto, la mayoría no busca un profesional de la salud mental, incluso en los países desarrollados. La mayoría de las personas suicidas comunican sus pensamientos e intenciones suicidas.

A menudo dan señales y hacen comentarios sobre «querer morir», «sentimiento de no valer para nada», y así por delante. Todos estos pedidos de ayuda no pueden ser ignorados. Cualesquiera que sean los problemas, los sentimientos y pensamientos de la persona suicida tienden a ser los mismos en todo el mundo.

(Fuente: OMS, 2000)

 

Abusos violentos

Según Marcelo Tavares (2), ejemplos comunes de factores de riesgo incluyen la experiencia de:

  • privación, negligencia o abuso en la infancia,
  • violencia doméstica,
  • situación socioeconómica precaria,
  • falta de acceso a educación de calidad y a oportunidades,
  • problemas graves en al menos uno de los cuidadores (alcoholismo, enfermedades mentales, ausencias prolongadas, desempleo, etc.),
  • ser víctima de bullying,
  • aislamiento o problemas interpersonales graves,
  • trastornos mentales diagnosticables,
  • uso de drogas y alcohol,
  • impulsividad y hostilidad,
  • y experimentar afectos intolerables (desesperación, depresión, desamparo, desesperanza, abandono, humillación, vergüenza, odio, envidia, entre otros).

¿Como identificar un potencial suicida?

Según la OMS (3), para identificar a una persona en riesgo de suicidio es necesario conocer las señales que son dados por ellas y buscar en su historia de vida y en su comportamiento lo siguiente:

  1. Comportamiento retraído, incapacidad para relacionarse con familiares y amigos.
  2. Enfermedad psiquiátrica.
  3. Alcoholismo.
  4. Ansiedad o pánico.
  5. Cambio de personalidad, irritabilidad, pesimismo, depresión o apatía.
  6. Cambio de hábitos alimenticios y de sueño.
  7. Intento de suicidio previo.
  8. Odiarse a sí mismo, sentirse culpable, sentirse inútil o avergonzado.
  9. Una pérdida reciente importante: muerte, divorcio, separación, etc.
  10. Historia familiar de suicidio.
  11. Deseo repentino de completar tareas personales, organizar documentos, redactar un testamento, etc.
  12. Sentimientos de soledad, desamparo, desesperanza.
  13. Cartas de despedida.
  14. Enfermedad física.
  15. Mención repetida de muerte o suicidio.

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Factores espirituales del suicidio

Según la FEB (4), otros factores vinculados al suicidio son:

  • disgusto por la vida,
  • la falta de fe y conocimiento de la Justicia y Misericordia de Dios,
  • cobardía moral (incredulidad, duda del futuro),
  • la ociosidad y la saciedad.

La saciedad está ligada a una vida monótona sin metas mientras que la ociosidad son creencias negativas en las que los espíritus oportunistas aprovechan para provocar tragedias como inducir, por ejemplo: al suicidio (5).

El suicidio en las obras de Allan Kardec

Allan Kardec, en la Introducción de El Libro de los Espíritus, afirma que la convicción Espírita permite que se vea el mundo bajo un punto de vista elevado y se reconozca que decepciones, infelicidades y afectos contradictorios, son tribulaciones desagradables de un viaje, comparadas al futuro que nos espera.

Lo que en una persona podría causar una emoción violenta, el verdadero espírita lo considera como pruebas que sirven para su progreso si las sufre sin murmurar, porque será recompensado según el coraje con que las haya soportado.

En definitiva, «Sus convicciones le dan, por tanto, una resignación que lo preserva de la desesperación y, en consecuencia, de una causa incesante de locura y de suicidio».

Conocimiento del Espiritismo

Del apego a la materia, surgen dificultades de separación en el momento de la muerte (Pregunta 155) y especialmente el suicidio, cuando el Espíritu acompaña el horror de la descomposición. Y en la pregunta 165, el Espíritu de la Verdad afirma que el conocimiento del Espiritismo permite al espíritu comprender de antemano la situación en la que se encuentra y esto le provoca menos perturbaciones en el regreso al mundo espiritual.

La pregunta 350 presenta la motivación al suicidio cuando el Espíritu, una vez encarnado, no puede arrepentirse de una elección de la cual no tenga conciencia, pero puede considerarla más allá de sus fuerzas, y es entonces que recurre al suicidio. Y que en la locura (pregunta 376) busca en la muerte un medio de liberación, o escapar de una humillación como se describe en la pregunta 928.

Las preguntas 943 a 957 son específicas y tratan el tema en profundidad, analizando las causas y consecuencias, las cuales fueron expuestas en este artículo. Invitamos al lector interesado a revisarlos en el original.

 

El Suicidio en el Evangelio Según el Espiritismo

En el Evangelio según el Espiritismo, en el Capítulo V, en el ítem 14: El Suicidio y la Locura, Kardec vuelve a comentar que la manera de considerar la vida terrestre y la confianza en el futuro influye en la serenidad de la criatura humana y, por tanto, constituye el mejor preservante contra la locura y el suicidio. En el ítem 16, aborda la responsabilidad del Materialismo que predica el concepto erróneo de que la vida termina en la tumba, influyendo de esta manera, en la forma incorrecta de pensar de los suicidas. Y de que la ciencia materialista no presenta soluciones o motivaciones consistentes para tratar el problema.

El Cielo y el Infierno

En el libro El Cielo y el Infierno, Kardec dedica el Capítulo V a los testimonios de los espíritus que cometieron suicidio y o que empezaron a vivir en el mundo espiritual con las consecuencias de sus actos. Estos son casos dolorosos, que muestran la fragilidad humana que requiere nuestra compasión.

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Memórias de um Suicida (Memorias de un Suicida) – Yvone do Amaral Pereira

El libro “Memórias de um Suicida” (Memorias de un suicida) fue escrito por el Espírito Camilo Cândido Botelho, a través de la mediumnidad de Yvonne do Amaral Pereira. Publicado por la primera vez en mayo de 1954, la obra fue ampliada en segunda edición en abril de 1957.

La obra nos cuenta la historia de cinco personas Ilustradas que viven en Portugal en el momento de la codificación, a pesar de ser personas cultas, inteligentes y muy bien informadas, ninguno de ellos se interesó por saber un poco más acerca de la nueva Doctrina y en los momentos de desesperanza, no encontraron consuelo para sus corazones y terminaron cometiendo suicidio. 

Según la sinopsis de la FEB Editora (Federaçaõ Espírita Brasileira Editora): Bajo la orientación del Espíritu Léon Denis, el autor espiritual Camilo Castelo Branco, bajo el seudónimo de Camilo Cândido Botelho, describe a la médium Yvonne Pereira su dolorosa experiencia tras su desencarnación por suicidio. Con valiosas enseñanzas, el libro muestra la grandeza de la Misericordia divina para los suicidas arrepentidos, brindándoles la oportunidad de conocer el Universo y la vida en su dimensión integral.

Se estudian la génesis planetaria, la evolución del ser, la inmortalidad del alma, la moral cristiana y otros temas relevantes para entender que «ningún intento de elevación moral será eficaz si permanecemos estancados en la ignorancia de nosotros mismos». Una lectura completa de la obra muestra que hay un camino de reconstrucción para los arrepentidos. Siempre hay esperanza, ya que la rehabilitación es posible.

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¿Cómo prevenir el suicidio?

La prevención del suicidio, envuelve una tarea multidisciplinaria. La primera es la comunicación, en el sentido de diseminar buenas informaciones al respecto del problema, que es considerado una pandemia global. Segundo, los profesionales de la salud, educación, agentes sociales, legisladores, familias y comunidades. Y finalmente, agregamos la fe religiosa. Todo lo que valorice la vida y que la estimule para que ella valga la pena ser vivida, se torna un instrumento de victoria sobre la muerte equivocada y engañosa.

Según la FEB (4), la prevención Espírita del suicidio constituye en las acciones de apoyo habitualmente disponibles en el Centro Espírita, tales como oración, pase, estudio, trabajo en el Bien, diálogo fraterno, esclarecimiento doctrinal a Espíritus obsesores, entre otros.

El Espíritu Emmanuel en el Cap. 30 del libro “Pronto-socorro” (Primeros Auxilios) (a través de la mediumnidad de Francisco Cândido Xavier) advierte: “Entrégate al servicio del Bien al prójimo, sea lo que sea, y esfuérzate por olvidar, porque La destrucción voluntaria de tus posibilidades físicas no solo representa un acto de desconsideración con las bendiciones que te enriquecen la Vida, como también será tu retiro obligatorio a la intimidad de ti mismo, en la cual, por un tiempo indefinible, permanecerás en el envolvimiento de tus propias perturbaciones».

El Espíritu Manoel Filomeno de Miranda (a través de la mediumnidad de Divaldo Pereira Franco) en el Cap. 1 del libro Temas da vida e da morte  (Temas de la vida y la muerte) sugiere: “Concientizar a las criaturas al respecto de las consecuencias del acto, en el Más Allá, de los dolores que maceran a la familia y del ultraje a las Leyes Divinas, es un método saludable para reducir la incidencia de esta solución insoluble. Dialogar con bondad y paciencia con las personas propensas al suicidio; sugerirles que se den un poco más de tiempo, mientras el problema cambia su configuración; evitar ofrecer motivos ilusorios para esperanzas fugaces que el tiempo deshace; fomentar la valorización personal; encender una luz en el túnel de su desesperación, entre otros recursos, son terapias preventivas que se fortalecerán en el ejercicio de la oración, de las lecturas optimistas, espirituales, en los pasos y en el uso de agua fluidificada”.

La prevención del suicidio comienza, como dijimos, en casa, y el Evangelio en el Hogar puede abrir el camino hacia una solución liberadora para toda la constelación familiar.

Destacamos un fragmento escogido del libro “Memorias de un suicida”, citado anteriormente, presenta la educación moral, como aquella que puede prevenir el suicidio: “A través de la higiene mental, en el reajuste de los sentimientos a la práctica del verdadero Bien, así como en el cumplimiento del Deber; en las vibraciones armoniosas originadas de la comunión de la mente con la Luz que de lo Alto irradia en tonos de beneficencia para quienes la buscan, la individualidad encarnada podrá ser inmunizada de tal contagio, así como el hombre está inmunizado de males epidémicos, propios del físico terrestre, con las sustancias profilácticas propias de la organización carnal, es decir, vacunas…

En el caso de un virus psíquico, es claro que el antídoto será análogo, armonizado en energías opuestas, también psíquicas… A su vez, existiendo en la Ley que guía la Patria Invisible, órdenes perennes para que se eviten en lo posible desastres de tal envergadura, todos los esfuerzos empleados a fin de cumplirlas bien, constituyendo un deber sagrado, para nosotros, para preservar a los hombres en general, y a los niños en particular, de accidentes de esta naturaleza ”.

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La experiencia de Divaldo Franco sobre el suicidio

En una conferencia en la AMERGS – Associação Médico Espírita do Rio Grande do Sul (Asociación Médico Espírita de Rio Grande do Sul), durante el IV Seminario Intersectorial de Promoción de la Vida y Prevención del Suicidio (27/08/2018), Divaldo afirmó que vivimos el momento grave del vacío existencial, y la criatura humana que conquistó el universo, se perdió a sí misma, a pesar de estar rodeada de excelentes tecnologías, no logró la misma calidad de vida ético-moral y vivimos en el trágico momento de la soledad. Según Rollo May (psicólogo norteamericano) el sexismo, el abandono de la familia y el consumismo son factores de desequilibrio de la criatura humana que, buscando tener cosas, se olvidó de lo esencial para su vida.

El amor es escaso y el ser humano se olvidó del amor en su esencia, para pensar exclusivamente en el intercambio de sensaciones y no en el intercambio de las emociones. En consecuencia, observamos la depresión y, al profundizarla, el suicidio se presenta como una solución. Porque borraría las aflicciones y permitiría disfrutar de la paz. Gran error.

El suicida transfiere el problema para más adelante, porque vivirá. Y al vivir, lleva el problema y la agresividad que utilizó para aniquilar el cuerpo. No sintamos recelo de pedir ayuda, la existencia humana es un intercambio de valores y de favores.

Divaldo Franco tuvo una hermana que se suicidó (en 1939) cuando él era muy joven. Y cuando perdió su primer empleo, él pensó en suicidarse. Cuando estuvo con todo preparado, su hermana de ultratumba, se le apareció y le gritó desesperadamente: – ¡No hagas esto! ¡Nadie muere! Así, Divaldo Franco vivió el drama, conoció el vacío existencial y lo llenó con el ideal: una vida sin un ideal no es una existencia, es vegetación. Busquemos cualquier ideal, porque ¡vale la pena vivir!

El gran coraje no es suicidarse, suicidarse es huir a ninguna parte. ¡El gran coraje es vivir! Y vivir es enfrentar los desafíos y luego recordar lo valiosa que fue esa decisión de seguir viviendo. Divaldo vive sus ideales enriquecedores, como ejemplo de superación. Porque, como espírita, verificó la inmortalidad del alma a través de esta ciencia de la observación, concluyendo que el suicidio es un gran error. Busque los recursos de la ciencia médica, ayúdese.

Permítase tener el derecho de vivir. Usted no es el autor de la vida y no piense como materialista “la nada después de la nada”, porque eso no existe. Cada uno de nosotros representa el efecto de una causa mayor que es DIOS. Todo y cualquier esfuerzo que haga por sobrevivir será una colección de bendiciones para su valiosa existencia. Puede que no sea valiosa para usted ahora, pero es valiosa para otros. Ofrézcala, como ideal, para que otros vivan. Y en lugar de terminar un viaje rico en oportunidades desconocidas, prolónguela y verá que morir es un momento de interrupción física, pero desencarnar, liberarse de la materia es un proceso largo que solo la iluminación interior puede brindar.

Divaldo propone que hagamos una reflexión: la vida no me pertenece, pertenece a la causa básica del universo. Por todos los afectos que no tuve y todos los afectos que tendré, ¡empiece a amar! Este es el propósito esencial de la vida. Enriquécete de luz, porque vivir es el himno de esperanza y de magia que Dios brinda para la felicidad, que es posible.

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El movimiento – Septiembre Amarillo

El Septiembre Amarillo es una campaña de concientización sobre la prevención del suicidio. En Brasil, fue creado en 2015 por el CVV – Centro de Valorização da Vida (Centro de Valorización de la Vida), CFM – Conselho Federal de Medicina (Consejo Federal de Medicina) y ABP – Associação Brasileira de Psiquiatria (Asociación Brasileña de Psiquiatría), con la propuesta de asociar el color al mes que marca el Día Mundial para la Prevención del Suicidio (10 de septiembre).

La primera medida preventiva es la educación. Es necesario perder el miedo a hablar del tema. El camino es romper tabúes y compartir información. Clarificar, concientizar, estimular el diálogo y dar cabida a las campañas que contribuyen para eliminar el tema de la invisibilidad y, así, cambiar esta realidad.

Del site oficial de la campaña, extrajimos el texto: Es un hecho que el suicidio es un fenómeno complejo, de múltiples determinaciones, pero saber reconocer las señales de alerta puede ser el primer y más importante paso. Aislamiento, cambios marcados de hábitos, pérdida de interés en las actividades que le gustaban, descuido en la apariencia, empeoramiento del desempeño en la escuela o en el trabajo, alteraciones en el sueño y el apetito, frases como «preferiría estar muerto» o «quiero desaparecer» pueden indicar necesidad de ayuda. El suicidio es un acto de comunicación. Quien se mata, en realidad trata de librarse del dolor, del sufrimiento, que de tan inmenso, parece insoportable.

El teléfono de CVV es 188, en todo Brasil. Llame si lo necesita, el servicio es gratuito.

Un site que trabaja en varios países con material, líneas de Prevención del Suicidio y donde puede encontrar más información es: https://www.telefonodelaesperanza.org/

Oración por un suicida (9)

PREFACIO. Jamás el hombre tiene derecho a disponer de su vida, ya que solo Dios puede retirarlo del cautiverio de la Tierra, cuando lo considere oportuno. Sin embargo, la justicia divina puede suavizar los rigores, según las circunstancias, reservando, sin embargo, toda la severidad hacia quien quería evitar las pruebas de la vida. La persona suicida es como un preso que escapa de la prisión antes de que se cumpla la sentencia; cuando lo arrestan nuevamente, lo tratan más severamente. Lo mismo ocurre con el suicida que cree que puede escapar de las miserias del presente y se sumerge en desgracias mayores. (Cap. V, en el 14 y siguientes).

Oración. – Sabemos, Dios mío, cuál es la suerte que les espera a quienes infringen tu ley, acortando voluntariamente sus días; pero también sabemos que tu misericordia es infinita. Por tanto, dígnate extenderla sobre el alma de N… Que nuestras oraciones y vuestra conmiseración ablanden la dureza de los sufrimientos que está viviendo, ya que no tuvo el valor de esperar el fin de sus pruebas.

Buenos Espíritus, cuya misión es ayudar a los desgraciados, tómalo bajo vuestra protección; inspírale el dolor de la falta que cometió. Que vuestra ayuda le dé fuerzas para aguantar con más resignación las nuevas pruebas que tendrá que pasar, para poder repararlo. Mantén alejados de él a los Espíritus malignos, capaces de llevarlo de vuelta al mal y prolongarle los sufrimientos, haciendo que pierda el fruto de sus futuras pruebas.

También nos dirigimos a ti, cuya desgracia motiva nuestras oraciones, para expresarte el deseo de que nuestra conmiseración disminuya tu amargura y te haga sentir la esperanza de un futuro mejor. En tus manos está él; confía en la bondad de Dios, cuyo seno está abierto a todos los arrepentimientos y sólo se conserva cerrado a los corazones endurecidos.

Conclusión

La vida humana tiene el sublime objetivo de AMAR. Encontrar el sentido existencial y hacerlo realidad es una razón fuerte para vivir y es fundamental despertarnos a la realidad de la inmortalidad del alma y a la realidad de los Espíritus que somos, debiendo tener el esfuerzo y dedicación para superar los desafíos existenciales.

Las vidas vacías son el resultado de nuestra adaptación a nuestro aislamiento social a pesar del caos moderno. Que podamos encontrar en la Doctrina Espírita, el Consolador Prometido por Jesús que representa a nuestro terapeuta divino, el llenado de nuestros espacios mentales y el tiempo disponible en nuestras vidas en bendiciones para nosotros y para aquellos que nos rodean. La ayuda al prójimo ayuda en nuestro crecimiento personal y espiritual en la construcción de nuestra plenitud, contribuyendo en gran medida a la renovación de nuestros objetivos noblemente anhelados.

La mayoría de las situaciones de suicidio se pueden resolver recibiendo ayuda preventiva u oferta de socorro delante de una crisis. Ante un caso de descontrol y trastornos emocionales, busquemos la ayuda de profesionales y que podamos reforzar en los otros y en nosotros mismos las ganas de vivir y que comprendamos que los sufrimientos, decepciones y dificultades son parte de este mundo de pruebas y expiaciones.

Continuemos luchando por lo mejor, confiemos en Dios, en su justicia y en su misericordia que nunca nos abandona. Jesús nos bendiga hoy y siempre. Mucha paz.

 

Referencias bibliográficas

Obras consultadas, además de las ya citadas en el texto:

  1. Cassorla RMS. Considerações sobre o suicídio. In: Cassorla RMS, coordenador. Do Suicídio. 2ª ed. Campinas: Papirus; 1998.
  2. Marcelo Tavares, O Suicídio e os Desafios para a Psicologia / Conselho Federal de Psicologia. – Brasília: CFP, 2013.
  3. OMS – Prevenção do suicídio: um manual para profissionais da saúde em atenção primária, Genebra, SUPRE, 2000.
  4. Federação Espírita Brasileira. (2017). Em defesa da vida: suicídio não (1a ed.). Brasília, DF:
  5. Cunha, F. A. (2010). Analisando o Suicídio. In: F. A. Cunha, Um Trágico Equívoco (pp. 13-24). Matão, SP: O Clarim.
  6. Estante da Vida – Francisco C. Xavier – Irmão X – FEB – Rio de Janeiro, 1969.
  7. Vitória da Vida – Divaldo Franco / Espíritos Diversos LEAL, Salvador, 1987.
  8. Pronto-socorro – Francisco C. Xavier – Emmanuel – FEB, Rio de Janeiro, 1980.
  9. Kardec, Allan – Evangelho Segundo o Espiritismo, Cap XXVIII – Coletânea de preces espíritas – Item 70.

 

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