Cielo e Infierno. ¿Ellos existen? ¿Qué sucede después de la muerte? ¿Para dónde vamos y de dónde vinimos?
El tema es interesante, pero todavía cercado de polémica, cierta confusión y desinformación, que agita la cultura popular.
Para quien busca una aclaración constante, no hay camino más seguro que conocer la Doctrina Espírita.
Esto se debe en gran parte a las obras dejadas por Allan Kardec y otros médiums y guías espirituales.
Ellas traen explicaciones que nos ayudan a entender las incógnitas que impregnan las etapas de evolución de cada Espíritu desencarnado.
Es sobre eso que vamos a hablar a lo largo de este contenido.
Para comprender mejor el Cielo e Infierno en el contexto del Espiritismo, continúe leyendo.
La justicia divina según el Espiritismo
De acuerdo con la Doctrina Espírita, la justicia divina se da por medio de pruebas y expiaciones.
O sea, si el Espíritu tuvo malas acciones, generó perjuicios a otros, dejó su egoísmo y codicia hablar por sí mismos, practicó crímenes irreversibles en la encarnación presente o cometió suicidio, va a necesitar liquidar esas deudas.
Esa regeneración puede iniciar en el plano espiritual, en las zonas umbralinas (que popularmente son a veces denominadas como infierno).
Allí vivirá un período de dolor y sufrimiento, un pasaje como consecuencia de sus acciones, hasta que comprenda la gravedad de su acción y consiga ser rescatado de allí por los Espíritus de luz.
Además de eso, otra forma de purificación es la reencarnación y el compromiso de atravesar situaciones complejas en el plano terrestre.
Esta es una forma en que el Espíritu evoluciona y obtiene el perdón de aquellos a quienes ha dañado en otros pasajes.
Las pruebas que deberá aprobar para desarrollarse pueden incluir:
- Una deficiencia física.
- La convivencia con un familiar complejo.
- La escasez de bienes materiales.
- Una enfermedad muy grave.
- Un accidente.
- Tener que cuidar de un desafecto, entre otras innumerables cuestiones.
Nada de lo que nos sucede positivo o negativo mientras estamos encarnados se da por casualidad.
De acuerdo con el Espiritismo, hay siempre un propósito de evolución en lo que vivimos, y es con ese pensamiento que debemos seguir para cumplir nuestra tarea en la Tierra.
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¿Existe Cielo e Infierno?
De acuerdo con la Doctrina Espírita, la idea de Cielo e Infierno es un estado de consciencia.
A diferencia de lo que algunas religiones predican –la existencia de un lugar horrible y otro maravilloso, en el cual las almas vivirán la eternidad de acuerdo con sus actos-, en el Espiritismo, el Espíritu experimenta los dos lugares y tendrá la oportunidad de regenerarse siempre.
El Cielo
El Cielo es la rectitud en las acciones. Es el compromiso con el bien. El deleite en el acto de practicar el amor y seguir las enseñanzas de Jesucristo.
De esta forma, esté donde esté, el Espíritu encontrará paz y el amparo de sus amigos y compañeros de existencia.
Además de eso, sus desafíos serán menores, pero sus responsabilidades de cuidado con el prójimo crecen.
El Infierno
El infierno representa las llagas morales, las acciones sin compasión, los crímenes cuya única finalidad es ver la perpetuación del mal.
También se caracteriza por hacer trampas para ponerse en una posición de «poder» sin el debido mérito.
A estos Espíritus desviados les espera mucho dolor, pero no porque Dios quiera verlos sufrir, sino porque estarán cosechando los resultados de sus acciones y necesitan pasar por esto para evolucionar.
En la Doctrina Espírita, por lo tanto, esa es la definición de Cielo e Infierno.
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Libro: El Cielo y el Infierno (Allan Kardec)
El libro El Cielo y el Infierno, también conocido como La Justicia Divina Según el Espiritismo, fue codificado por Allan Kardec en París y su publicación fue el 1 de agosto de 1865.
Se trata de una obra básica del Espiritismo, ya que Kardec fue un gran científico de la Doctrina Espírita.
Como escéptico, al principio, hizo preguntas muy pertinentes a los médiums que psicografiaron las respuestas dadas por los Espíritus amigos y con un gran grado evolutivo.
Reunió estas valiosas aclaraciones en libros que hoy son una fuente de estudio y explicación de los misterios de la vida.
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¿Qué es el Cielo, según el Espiritismo?
De acuerdo con la Doctrina Espírita, el Cielo está más allá de un lugar fuera de la Tierra donde el alma puede descansar y deleitarse para siempre.
Incluso, esta idea del reposo eterno ni siquiera está presente en el Espiritismo.
Por el contrario, cuanto mayor es la evolución, mayor es la tarea del Espíritu, esté encarnado o desencarnado.
El Cielo en la visión espírita está relacionado al estado de consciencia del ser y de sus obras en el bien.
Por lo tanto, obviamente, las personas que han saldado sus deudas mientras estaban encarnadas no necesitan pasar por momentos de expiación en su desencarnación.
De esta manera, pronto serán reubicados en tareas edificantes en el plano espiritual.
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¿Qué es el Infierno, según el Espiritismo?
De acuerdo con el Espiritismo, el Infierno también se trata de un estado de consciencia de la persona.
En ese sentido, después de la desencarnación, los Espíritus deudores son direccionados para las zonas espirituales inferiores, llamadas como umbral.
Los individuos pueden pasar periodos largos o cortos en esos lugares, de acuerdo con su grado de comprensión sobre sus actos y con la gravedad de las acciones que realizaron.
Los Espíritus umbralinos no siempre pueden ser rescatados mientras están desencarnados y necesitan «sufrir» una reencarnación obligatoria para poder depurar sus fallas en el plano terrestre.
A pesar de ser un escenario extremamente conmovedor y triste, es un bálsamo para el Espíritu cuando es capaz de regenerarse y evolucionar.
Fue lo que sucedió con el Espíritu de André Luiz, autor del libro “Nosso Lar” (Nuestro Hogar), psicografiado por Chico Xavier, cuya historia también fue contada en película.
Él tuvo que pasar por momentos complejos en las zonas umbralinas para conseguir mejorar su moral.
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El Infierno pagano
El infierno pagano es retratado como un lugar que causa mucho miedo y pavor, pues es desagradable en todos los aspectos y ninguna situación terrena, por más miserables que sea, se asemeja a la desgracia encontrada en esas zonas inferiores.
El Infierno cristiano
El infierno cristiano es una ideología heredada del Infierno pagano y la exagera en innumerables factores para poder exprimir el horror de ser un Espíritu pecador y perdido.
En la mayoría de las creencias, el alma que falla está destinada a pasar toda la eternidad en el sufrimiento, porque sus errores son irreparables.
Esta idea no concuerda con las enseñanzas espíritas, según las cuales ningún alma está condenada al infierno eterno, como ya hemos explicado.
El purgatorio
El purgatorio no es más que el lugar donde el Espíritu se curará de sus faltas.
Por tanto, puede ser el propio plano terrestre, en el que el individuo está presente para atravesar por situaciones complejas con el fin de evolucionar.
El purgatorio representa las zonas umbralinas e incluso, las esferas espirituales superiores, en las que al Espíritu se le encomendarán tareas que tal vez no le agraden.
La intención del purgatorio es que el alma conquiste virtudes como la resiliencia, la compasión y la caridad.
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El miedo de la muerte
En la ilusión de la inmortalidad de la carne, muchos individuos viven como si fueran eternos.
En el Espiritismo, la muerte del cuerpo físico es solo un pasaje para el plano espiritual, dada la evidencia de la inmortalidad del alma.
Sin embargo, es una lástima cuando la persona desencarna sin cumplir su misión en el plano terrestre, principalmente en los casos en que atenta contra su propia vida.
Causas del miedo a la muerte
El miedo a la muerte está muy relacionado al arquetipo asustador que recibió durante generaciones: la calavera con la guadaña que viene a cosechar la vida del justo y del pecador.
Sus misterios causan pavor, al final, aquellos que no creen en la vida después de la muerte no desean perder su oportunidad de ser.
Los que creen en una óptica no espírita tienen miedo del castigo divino.
Además de eso, hay temores materialistas, como no dejar sufrimientos a los familiares, abandonar a los hijos todavía jóvenes y generar sufrimiento interminable para los que se quedan.
¿Por qué los espíritas no tienen miedo a la muerte?
Los espíritas comprenden que la vida en el plano terreno es solo un pasaje para nuestra evolución y que el plano espiritual es superior.
Es en aquel lugar que será posible desarrollar más la obra en el bien y ayudar a los hermanos.
La muerte no asusta o entristece demasiado, porque se trata de una consecuencia de aquel que cumplió su misión y, cuando ella llega, está listo para regresar a su hogar espiritual.
Además, cuando están encarnados, los Espíritus dejan a familiares en sus hogares espirituales, quienes los animan y los extrañan.
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¿Cómo funciona el pasaje (proceso de la muerte)?
En la Doctrina Espírita, el proceso de la muerte es llamado de pasaje, porque es la transición del Espíritu de un plano espiritual para otro.
Por tanto, la vida no es cosechada: es trasladada a otra esfera espiritual.
Pasaje para Espíritus evolucionados
Los Espíritus evolucionados van a las esferas superiores para ayudar en el desarrollo de sus hermanos como mentores espirituales y como Espíritus de rescate en las zonas umbralinas.
Pasaje para Espíritus medianos
Los Espíritus medianos no van para las zonas umbralinas, sino para esferas en las que se desarrollarán con mucho trabajo y perfeccionamiento.
En esos lugares, incluso es posible que se pongan en contacto con sus dolencias intelectuales, pero son amablemente guiados por sus mentores.
Pasaje para Espíritus sufridores
Los Espíritus sufridores son aquellos que desencarnaron de forma muy abrupta, que no aceptan o no se dieron cuenta de la desencarnación.
Ellos permanecen en cámaras de rectificación, recibiendo cuidado de los Espíritus amigos.
Pasaje para Espíritus endurecidos
Los Espíritus endurecidos son aquellos que están en extremo sufrimiento en el umbral, sin embargo, no se sienten dignos de la luz y rechazan la ayuda de los Espíritus amigos.
Allí, se juntan en grupos para aumentar la angustia de los demás.
Pasaje para Espíritus suicidas
Los Espíritus suicidas son direccionados para una zona umbralina llamada Valle de los suicidas.
Ese lugar es morada de sufrimiento extremo, ofreciendo condiciones inferiores a las que son expuestos los Espíritus umbralinos.
El tiempo de los Espíritus en esas esferas es muy relativo a sus trabajos en el plano terrestre y puede durar hasta la edad en la cual ocurriría el desencarne en la Tierra.
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Conclusión
Como vimos, la idea de Cielo e Infierno, según el Espiritismo, no se basa en la imagen común de dolores y deleites infinitos.
Está relacionada con el arduo trabajo en la evolución moral del Espíritu y es creada por el propio nivel de conciencia del individuo.
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Si creo en todo lo que lei del cielo y el infierno
La doctrina espírita nos ayuda a esclarecer los diferentes temas de la vida. Esperamos los otros artículos sean de utilidad. Mucha paz.